26/10/08

"Un rebaño de Puercoespines se apretujaba estrechamente en un frío día de invierno, para protegerse de la congelación con el calor mutuo. Pronto empezaron, sin embargo, a sentir las púas de los demás; lo cual hizo que se alejasen de nuevo. Cuando la necesidad de calor los aproximaba otra vez, se repetía este segundo mal; de modo que se movían entre ambos sufrimientos, hasta que encontraron una distancia conveniente dentro de la cual podían soportarse de la mejor manera".

Arthur Schopenhauer

1 comentario:

an dijo...

seria lo ideal no? encontrar ese ansiado equilibrio para VIVIR (con mayusculas) y dejar vivir al otro...